Las mujeres a diferencia de los hombres poseemos cualidades en nuestro ser que nos hacen ser realmente especiales, eso lo leí hace poco de un autor norteamericano, lo curioso es que aunque nos separan años y trasfondos culturales diferentes este texto captó mi atención al punto de inspirarme a escribir.
La primera cualidad es la intuición, la mujer tiene una percepción que si la descubre y ejercita le permite penetrar en la concha más dura, esa sensibilidad de sentir y percibir, de leer entre líneas a veces es tan asombroso saca de quicio a los hombres.
La resistencia al dolor es la segunda, ya sea al dolor de parto o soportar por largos años una situación dolorosa, es muy común ver mujeres sufrir por largas temporadas situaciones desconcertantes que escapan a la lógica humana muchas veces (aunque esta cualidad no me gusta mucho) pues he visto sufrir a valiosas mujeres dada su gran resistencia al dolor, debo reconocer que lo más importante es que ellas siguen luchando, se caen y vuelven a levantarse, son el sostén emocional de sus hogares.
La tercera que mencionan es la sensibilidad especial para percibir las cosas de Dios, esas historias de la Martha y Maria, la mujer Samaritana, la que derramo perfume a los pies de Cristo o la que tocó el borde de su manto nos muestran a una mujer atraída por la espiritualidad. Es ella la que siente el corazón de Dios más cerca es ella quién se postra a sus pies, no teme expresar su gratitud, ella vive en estos tiempos y es la que ora, ama y estudia la Biblia con más fervor que nadie, no es de extrañar que las iglesias estén siempre más pobladas por mujeres.
La cuarta es la vulnerabilidad- Si ser vulnerable, es una hermosa cualidad pues nos acerca a la humildad, reconocer cuando necesitamos una ayuda, consejo, dirección o guía, esa capacidad de decir “no lo sé” , “necesito ayuda”, muestra a un ser humano que confía en que otros pueden tener la respuestas que no tienen el ego de creerse autosuficientes, en este punto la ilustración es una pareja que va a un lugar el hombre da vueltas y vueltas sin llegar al lugar esperado mientras la mujer simplemente reconocerá que esta extraviada se detendrá y pedirá ayuda.
En estos tiempos en que nos sumergimos en la banalidad y lo superficial es más apreciado que lo natural, es bueno saber que tenemos cualidades excepcionales que Dios ha puesto en nosotras, saberlo nos hace entender que no es necesario “ser hombres con falda” para conquistar nuestros sueños.
52 semanas 